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El pasado mes de junio, como habrán visto en redes sociales y quizás en la calle, se conoce como el mes en el cual se celebra el orgullo LGBT. Esto sucede en conmemoración de una serie de protestas en Nueva York, en las cuales la policía reprimió, humilló, violentó y discriminó a personas homosexuales y transexuales. El orgullo considera una forma de resistencia. Estar no se trata de una fiesta, sino que se orgulloso u orgullosa de ser libremente lo que querían que ocultes. Una respuesta política. Queremos el arco iris y los colores. Pero primordialmente queremos respeto y justicia Queremos preservar las libertades que ya conseguimos y pelear por las que todavía nos faltan. Queremos desear y que nos deseen. A la escuela vienen, venimos, muchas personas pertenecientes a este colectivo. Algunas lo expresan libremente, otras todavía no. Pero todas y todos existimos y estamos acá. Por eso, desde el Centro de Estudiantes no queríamos dejar pasar esto: les recordamos que cuentan con nosotros/as como uni seguro para charlar y acompañarnos. Los entendemos. Nadie debería ser castigado por vivir su sexualidad libremente. Nadie debería sufrir por SER según espacio sus deseos.


Dicen que los besos no tienen género, que cualquier persona puede dárselos
vas por la vida planteándote, quien pone las reglas, quien dice a quien podes amar y a quien no, quien cree que no tenés la libertad de elegir con quien sentís deseo. 
Dicen que las relaciones sexuales sólo sirven si son hetero.
Dicen que vivimos en una sociedad que opta por la igualdad, hasta que ven una pareja de homosexuales. 
Pensas cómo puede ser, ¿como puede ser que golpeen a chicas besándose? ¿como puede ser que un varón trans no pueda ir al baño de hombres? ¿como puede ser que a las y los bisexuales les digan que sólo están confundidos/as? 
Y te mata seguir pensando pero no podes entender como a una mujer la condenan por un año en la carcel por besar a su novia.
Ves personas que se guardan la libertad de ser quienes son, la libertad de mostrarle al mundo lo mucho que aman, y se lo guardan porque su amor está prohibido.
Pensas y te imaginas un mundo en el cual no exista la homofobia, y sabes que es perfecto así. 
Golpes, puteadas, violencia, nos excluyen de la sociedad, nos prohiben dentro de la justicia pero así seguimos. 
Seguimos porque creemos que no existe peor prohibición que la del amor libre, la que demuestra y une, la que soporta todo y aun así sigue. 
Sigue porque nadie nos puede quitar el derecho de ser quienes somos, de percibirnos como nos sentimos, de amar a quien tengamos ganas de amar. 
Seguimos porque tenemos que sacar los pensamientos de que la homosexualidad es una enfermedad, tenemos que demostrar que no existe amor mas lindo que el que no tiene fronteras. 
Seguimos porque las mujeres y los varones trans existen, como existen también las personas no binaries, los gays y las lesbianas, los y las travestis e intersexuales. 
Seguimos porque la edad promedio de una persona trans es de 35 años. 
Seguimos porque nuestros besos son políticos. 
Seguimos porque queremos ser visibles ante la sociedad, porque queremos que la justicia nos proteja como protege a los varones heterosexuales. 
Seguimos porque no por ser mujer y usar ropa de varón sos un macho. Ni tampoco por ser varón y usar ropa de mujer sos afeminado, y eso está mal. 
Seguimos porque no somos un asco, como muchas personas dicen. 
Seguimos porque no es necesario “salir del closet” para que nos acepten.
Seguimos así y seguimos porque todo cambie, porque la sociedad nos acepte y nos respete. 
Seguimos porque queremos cambiar los golpes por besos, las puteadas por palabras de aliento, de apoyo. 
Seguimos porque la diversidad sexual existe y somos miles. 
Seguimos y resistimos porque las personas LGBT+ existieron, y resistieron siempre.
Seguimos y resistimos porque no somos un delito. 
Seguimos y resistimos porque no es un delito amar a personas de tu mismo sexo. Y si lo fuera, sería el delito más hermoso.

Florencia Grossi